Esto cambió. Estamos en la era "pandemial", ya se habla de una nueva generación con ese nombre. Aquí vamos, con nuestras viejas estructuras todavía en la cabeza, nuestras viejas maneras de entender el mundo y la vida, pero en una nueva realidad que nos lleva por delante, así pretendamos resistirnos.
Hoy más que nunca la palabra clave es adaptación, porque tal vez nos estamos reoriginando como especie, parafraseando a Darwin, aunque probablemente sin aquello de la evolución. Todos los sistemas se adaptan, el sistema educativo, el económico, la cultura, la sociedad con su necesario distanciamiento, los encuentros virtuales como nueva modalidad para casi todo (aunque mientras escribo esto, en esta noche caraqueña de este país tropical en julio de 2020, hay varias fiestas alrededor, con su música delatora evidenciando que no hay autoridad que meta a nadie en cintura... mientras, el virus baila de felicidad).
Y aquí vamos las feministas, denunciando que hace rato hay una pandemia ignorada, que la violencia contra las mujeres ha matado más que la Covid19, que los femicidios están a la orden del día hoy más que nunca, gracias a la cuarentena vivida al ladito del agresor y que las mujeres somos afectadas diferencialmente por los efectos de la pandemia nueva.
Muy bien. ¿Pero a alguien le importa? ¿Alguien escucha? No lo sé, parece que no. En todo caso, en este espacio intentaré compartir un poco de mi experiencia feminista en la era "pre-pandemial" de mi vida y en estas nuevas configuraciones de hoy, algunas reflexiones, observaciones, propuestas formativas, pinceladas de políticas, publicaciones que han quedado... en fin, postales feministas de otra época, para la era "pandemial".
"Se lo llevó quien lo trajo" es una expresión venezolana para decir que algo terminó. Y sí, creo que desde hace rato algo terminó en este país. No tengo claro de si lo ha hecho para que otra cosa comience, ni cómo, ni en cuánto tiempo. Algún o alguna optimista pudiera decir que ah, no es que se terminó, es que se está transformando y estamos en la parte más oscura de la noche. No lo sé.
Nuestra realidad se caracteriza hoy por el sálvese quien pueda, por el resuelve cotidiano, por la inseguridad sobre el mañana, incluso del mañana inmediato y literal. Todo agravado por la hiperinflación, el asedio, el bloqueo económico y financiero, la corrupción, la arbitrariedad, la desconexión del Estado con los movimientos sociales y con el día a día de la gente, la desinversión en la institucionalidad, la reducción drástica de los ingresos petroleros, la pandemia y otros detalles. Una sociedad atomizada, donde hacemos esfuerzos cada día por mantener las redes de solidaridad y sororidad, por mantener el sentido de comunidad y de encuentro, por no perder la cabeza y, sobre todo, por no ser como algunas y algunos que han perdido el alma, el corazón, el sentido de lo humano, de la dignidad del otro y la otra. Probablemente haya que tratar de mantener la empatía contra la psicopatía generalizada.
Entonces sí. Parece que esto se lo llevó quien lo trajo. Pero en una suerte de terca esperanza, confío en que el espacio 2.0 puede preservar algo de lo que éramos antes, no como ideal nostálgico de lo que ya no puede ser sostenido, sino como posibles coordenadas para el "después", sobre todo para el después de esas niñas, jóvenes y mujeres que probablemente vivirán en un mundo de grandes distancias, aislamientos y mayores brechas. Ojalá siempre pueda ser un "después" donde la vida al menos sea mirada por algunas, todavía, con lentes violeta para la emancipación, para que la palabra libre y auténtica siempre se abra paso y para que sean importantes los derechos de todas, en todas partes y en nuestra diversidad.
@lagabafeminista
@gabrielamalaguera
Gabriela Malaguera
Mi Gaby hermosa, me encantó tus reflexiones, te felicito, cada palabra, cada signo, cada refrán, cada llamado, cada acertación, Dios te bendiga, un fuerte abrazo
ResponderEliminarAbrazos de vuelta, mi querida Griseldi! Gracias
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